16 octubre 2010

¿Tenemos que preocuparnos por la debilidad del dólar?




La cotización del euro sufrió bastante justo antes del verano, cuando los más agoreros pronosticaban el desmoronamiento de la unión monetaria europea a raíz de la crisis de la deuda soberana. Se habló de que Grecia podría salir del euro, incluso también España. Los gobiernos europeos salieron al rescate helénico con la creación de un fondo de 750.000 millones y la divisa europea se metió en una espiral alcista que le ha colocado en niveles de 1,40 dólares. Aun así, sigue cotizando por debajo de niveles del año pasado (1,4321) y todavía está lejos de los máximos históricos de 1,60 dólares marcados en 2008. Muchos analistas creen que el dólar está en subida libre y que lo veremos por encima de 1,5 dólares.
El daño que puede hacer un euro tan apreciado a una economía como la europea que trata de salir de la recesión es evidente. La que quizás más tiene que perder es Alemania, que sorprendió positivamente con un crecimiento económico del 2,2% en el segundo trimestre y que ha revisado al alza los objetivos para fin de año. La locomotora germana crecerá más del doble que la Unión Europea en 2010. En concreto, un 3,5%, con lo que volvería a los niveles de riqueza anteriores a la crisis, según los institutos de economistas líderes del país y que el gobierno utiliza para fijar sus objetivos económicos.
Un euro demasiado caro, y sobre todo que sube tan deprisa, frenará inevitablemente el crecimiento de las exportaciones alemanas, que se dispararon un 8,2% en el segundo trimestre. El problema no es baladí, porque Alemania es el segundo exportador del mundo, por detrás de China y por delante de Estados Unidos, según las estadísticas de la Organización Mundial del Comercio.
El tipo de cambio efectivo, que mide la evolución del euro respecto a una cesta formada por sus 21 mayores socios comerciales, se ha apreciado un 6% desde los mínimos de junio. Se calcula que cada 5% de subida del tipo de cambio es equivalente a un aumento de tipos de interés de 25 puntos básicos.
De fondo está el ruido que está provocando la guerra de divisas. Es decir, los intentos de varios países, entre ellos China, por mantener baja la cotización de su divisa para impulsar el crecimiento económico. Será uno de los temas inevitables del G-20 de noviembre que se celebrará en Seúl. EEUU no está haciendo nada por evitar la caída de su moneda, porque le interesa un dólar débil. Algunos economistas cuestionan si se puede ganar competitividad por la vía del tipo de cambio. “No es que las autoridades norteamericanas busquen abaratar sus exportaciones con un dólar más barato, sino que quieren forzar que otros países tomen medidas para abrir sus economías al exterior”, señala José Luis Martínez, estratega de Citigroup en España.
China, el país más presionado para permitir una mayor apreciación de la divisa, sabe que un yuan más fuerte no es la solución al problema del déficit por cuenta corriente norteamericano ni a su bajo crecimiento. Puede que un dólar bajo no sea una solución al problema, pero sí es una parte de la solución.
Escuchar abajo.


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