29 octubre 2010

Uno de los mayores fondos de cobertura del mundo


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Uno de los mayores fondos de cobertura del mundo se ha convertido en uno de los grandes ganadores de 2010, obteniendo ganancias de miles de millones de dólares para sus gestores y clientes gracias a una serie de apuestas en contra de la economía estadounidense.

Bridgewater Associates ha logrado una rentabilidad de alrededor del 38% en su principal fondo, debido en parte a una apuesta a que la economía estadounidense se encontraría en peor estado de lo que muchos esperaban y que la Reserva Federal (Fed) seguiría manteniendo bajas las tasas de interés, según fuentes cercanas.

De mantenerse, la ganancia de 15.000 millones de dólares catapultaría a Bridgewater al panteón de los inversores que han logrado beneficios multimillonarios relacionados con la crisis crediticia en tan sólo un año. Pero a diferencia de otros inversores que han hecho una fortuna negociando un tipo único de activo, tales como bonos garantizados por hipotecas de alto riesgo o valores de los grandes bancos, Bridgewater esencialmente reparte sus apuestas por todo el mundo.

Fundado hace 35 años por Ray Dalio, un graduado de la Escuela de Negocios de Harvard conocido por sus inclinaciones filosóficas, Bridgewater se encuentra al frente de una estrategia conocida como global macro, que consiste en negociar grandes volúmenes de acciones, divisas y materias primas basándose en criterios como la política, los cambios regulatorios o la dirección de los tipos de interés.

Bridgewater considera que Estados Unidos y otras economías desarrolladas atraviesan un doloroso proceso de desapalancamiento, a medida que las deudas de los consumidores se ajustan a sus ingresos. El proceso, que según la firma ocurrió por última vez en Estados Unidos durante la Gran Depresión en los años 30, puede generar una década de tibio crecimiento y contradice los ciclos habituales de auge y caída.

Irónicamente, algunos de los clientes de Bridgewater, generalmente grandes inversores institucionales, se encuentran muy involucrados en los problemas económicos globales y, en ocasiones, han sido sus víctimas. "La realidad económica del mundo encaja perfectamente con la opinión de Bridgewater", afirma Ken Miranda, director de inversiones del fondo de pensiones de los empleados del Fondo Monetario Internacional, que ha invertido en la firma de inversiones desde mediados de los años 80. "Otros gestores de fondos han visto esta crisis como más cíclica, pero ellos [Bridgewater] tenían razón en que es de naturaleza más estructural".

El reciente éxito de Bridgewater también beneficiará a muchos fondos de pensiones de empleados públicos en Estados Unidos que invierten en este hedge fund, incluyendo el Teachers' Retirement System —el sistema de jubilación de los maestros del Estado de Illinois. En 2009, el fondo de pensiones tenía compromisos no financiados por 35.000 millones de dólares, que se ha visto exacerbado por recientes problemas económicos, dice su portavoz Dave Urbanek. "Es el ying y el yang", indicó Urbanek en relación a las apuestas ganadoras de Bridgewater sobre las debilidades económicas.

Determinar el momento exacto para hacer una apuesta macro puede ser complicado. En 2009, el principal fondo de Bridgewater obtuvo una ganancia del 2%, mientras que el mercado bursátil tuvo un gran repunte. "Muchas de las presiones que pensamos que tendrían lugar en 2009 se produjeron en 2010", dijo el copresidente ejecutivo de Bridgewater, Greg Jensen.

Otros inversores han hecho jugadas similares este año, pero Bridgewater destaca por la magnitud de su apuesta. Con una cartera de inversiones del orden de los 86.000 millones de dólares y cerca de 1.000 empleados, Bridgewater ha pulido su tesis macro estudiando otros períodos de desapalancamiento, tales como la Gran Depresión y Japón durante los años 90.

La firma transforma este estudio en principios de negociación informatizados en unos 100 mercados. "Si un país acumula reservas excesivas, entonces ocurre esto; si el petróleo hace X, entonces ocurre esto", explica Jensen.

Una de sus apuestas más fructíferas tiene que ver con los bonos del Tesoro estadounidense, afirma Jensen. El fondo creía que la demanda de estos bonos seguiría siendo sólida ya que los inversores buscarían retornos seguros en medio de la creciente incertidumbre económica. Hace unos meses, cuando algunos inversores pensaban que los signos de crecimiento económico llevarían a la Fed a subir las tasas, Bridgewater se mantuvo firme en su opinión de que las tasas seguirían cerca del cero por ciento y que los bonos del Tesoro continuarían siendo atractivos. "Consideramos, en base a nuestro entendimiento de cómo se desarrollan los desapalancamientos, que habría mucha demanda de bonos del Tesoro", manifestó Jensen.

Otro factor que está impulsando las rentabilidades de Bridgewater es la apuesta por la apreciación del yen, que ha subido el 16% desde mayo. Otro gran motor de las ganancias de Bridgewater ha sido el oro, cuya cotización ha avanzado aproximadamente el 20% este año a medida que los inversores huían del declive de las principales monedas internacionales.

Al igual que muchos hedge funds global macro, Bridgewater usa el apalancamiento para ampliar sus resultados. Jensen califica el apalancamiento de Bridgewater como una "cantidad controlada y moderada que ha sido puesta a prueba a través de muchas crisis, incluyendo la de 2008". Incluso antes de las ganancias de este año, el patrimonio de Dalio bordeaba los 4.000 millones de dólares, según la revista Forbes.

Uno de los riesgos a la tesis de Bridgewater es una reacción tardía de la firma a un posible repunte de la economía.

En cuanto al futuro, Jensen afirma que las presiones deflacionarias continuarán imponiéndose a los temores inflacionarios en Estados Unidos, y espera que la Fed lleve a cabo otra ronda de relajamiento cuantitativo —incrementar la oferta monetaria para estimular la economía— incluso después de los 500.000 millones de dólares que se espera inyecte a corto plazo.

Mientras tanto, las economías en desarrollo como China seguirán fortaleciéndose, la de Estados Unidos se mantendrá relativamente débil, afirma. Jensen afirma que es improbable que Bridgewater repita los mismos retornos el próximo año. El objetivo del fondo es conseguir una rentabilidad media anual del 18% durante un período de 10 años. "No se puede dar siempre en el clavo", asegura Jensen.

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27 octubre 2010

Tecnología que nos Salvará


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 La burbuja inmobiliaria reventó (en Estados Unidos) de forma tan catastrófica porque la ciencia y la tecnología nos fallaron. Estalló porque nuestra élite tecnocrata nos dijo que se avecinaba un futuro aún más opulento y la ciencia no cumplió. Con excepción de los ordenadores e Internet, la idea de que estamos experimentando un rápido progreso tecnológico es un mito.
Esto es lo que predica Peter Thiel, cofundador del sistema de pagos por Internet PayPal y uno de los mayores accionistas de Facebook (su participación actual ronda el 3%). Thiel es el líder no oficial de un grupo conocido como la 'Mafia PayPal', quizás la más fecunda red informal de emprendedores del mundo, detrás de compañías como Tesla (coches eléctricos) y YouTube.
Thiel, cuya familia se mudó de Alemania a EEUU cuando era niño, estudió en Stanford y trabajó como abogado. Después de PayPal, dio un giro a su carrera con el lanzamiento del hedge fund Clarium Capital. Ahora intercambia ocurrencias con George Soros y Stanley Druckenmiller, mientras apuestan respecto a la dirección que tomarán los mercados mundiales.
Estas dos áreas de inversión —una estrictamente tecnológica y la otra macroeconómica— están detrás de su singular diagnóstico de nuestra crisis económica. "Cualquier cosa es posible en un mundo en el que hay un gran progreso tecnológico y ganancias relacionadas con la productividad", explica. "En un mundo donde la riqueza está creciendo, uno puede salir del paso imprimiendo dinero. Duplicar la deuda en los próximos 20 años no es un problema", sostiene.
"Es en esto en lo que se diferencia el presente de la década de los Treinta. Entonces, la receta keynesiana dio resultado al menos en el sentido de que se podía imprimir dinero sin inflación porque existía todo ese incremento de productividad. Pero eso no funcionaría ahora. La gente que compró casas con hipotecas de alto riesgo en Miami estaba apostando al progreso tecnológico. Estaba apostando a que los precios de la energía bajarían y los niveles de vida subirían", dice.
Sus inquietudes mundanas pasan por una reflexión sobre si Facebook tendría que salir a bolsa. Su respuesta: "No en el corto plazo". Como principio general, apunta, "en cierto modo es peligroso ser una compañía que cotiza en bolsa con éxito en un contexto en el que otras cosas no lo están teniendo".
Respecto a la pregunta específica de una salida a bolsa de Facebook, Thiel se remonta a lo que ocurrió con Google en 2004. Muchos en ese momento dijeron que el gigante de las búsquedas en Internet había reabierto la ventana de las salidas a bolsa que se había cerrado con el estallido de la burbuja tecnológica, y que se avecinaba una ola de debuts bursátiles de empresas tecnológicas. Pero eso no ocurrió.
Thiel se involucró lo suficientemente pronto en Facebook como para verse retratado en la película sobre el origen de la compañía, 'La red social' (es el inversor de capital de riesgo que implícitamente pone en marcha la pelota para desprenderse del supuestamente victimizado cofundador de Facebook, Eduardo Saverin).
Hoy, Thiel (el verdadero) no tiene impedimentos para analizar las numerosas controversias de la compañía . Pero basta con decir que la empresa correcta "ganó" la guerra de los medios sociales, porque esa era la firma que "trataba de conocer a gente real en Harvard".
En su gran rival, MySpace, fundada en Los Ángeles, "se trata de ser alguien falso en Internet; cualquiera podría ser una estrella de cine", opina.
Sólo le inquieta una cosa: "Pienso que es un problema que no tengamos más empresas como Facebook. No debería ser la única compañía que está haciendo esto bien". Quizás esto explique por qué lanzó recientemente un fondo de 2 millones de dólares para apoyar a estudiantes universitarios que quieran dejar los estudios para sacar adelante un proyecto.
Thiel se muestra impasible respecto a su propio hedge fund, que sufrió un duro golpe el año pasado cuando se vio sorprendido por la recuperación parcial del mercado tras el pánico de 2008. Escuchándolo, uno siente que se enfrenta a una batalla para convencer a otros sobre su visión de largo plazo que, insiste, "no es desesperadamente pesimista".
"La gente no quiere creer que la tecnología está quebrada... Farmacéuticas, empresas de robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, todas son áreas donde el progreso ha sido mucho más limitado de lo que la gente piensa. Y la pregunta es por qué", señala.
Desde una perspectiva muy macro, considera ese fracaso como central para nuestras soluciones fiscales. El crédito se refiere al futuro, dice, y una crisis crediticia se produce cuando el futuro resulta no ser como se esperaba. Nuestros líderes, sin embargo, todavía tienen que ver el panorama completo. "Bernanke, Geithner, Summers. Uno puede no estar de acuerdo con ellos ideológicamente, pero son bastante buenos como macroeconomistas. Pero la gran variable sobre la que están apostando es que ese progreso tecnológico está ocurriendo en el trasfondo. Pero si eso no es así, simplemente no dará resultado. No se verá esa increíble recuperación, autosustentada", explica.
¿Y el presidente Obama? "No estoy seguro de que pueda describirlo como socialista. Podría incluso decir que tiene una ingenua y conmovedora fe en el capitalismo. Cree que se pueden imponer todo tipo de límites al sistema y que aun así seguirá funcionando".
El sistema le está diciendo otra cosa. La humanidad, dice Thiel, no tiene ningún derecho inalienable al progreso que ha caracterizado los últimos 200 años. El aumento de la aspereza en el debate político actual no es más que el sabor anticipado de las "sombrías y Malthusianas" políticas que se avecinan, y los políticos tratan cada vez más de redistribuir los frutos de una economía estancada, dejando sueltas todavía más fuerzas que llevan al estancamiento.
Pregunta: ¿Cómo puede alguien saber que la ciencia y la tecnología están obteniendo resultados inferiores a su potencial? Es difícil, admite. Aquellos que saben, "profesores universitarios, empresarios, empresarios de capital riesgo", tienen un "sesgo" a favor de la idea de que hay un rápido progreso, porque están obteniendo financiamiento. "El restante 98% —usted y yo, quienes en esta era de especialización tratamos la ciencia y la tecnología como si fueran magia— no sabemos nada", reflexiona.
"Pero fijémonos en el futuro que alguna vez retratamos para nosotros en 'StarTrek'. No tenemos coches voladores. La exploración en el espacio está estancada. No hay ciudades submarinas. Los robots para el hogar no atienden nuestras necesidades".
La gran excepción es la tecnología de la información, cuyo rápido avance no es casualidad. "Hasta ahora, los ordenadores e Internet han sido el único sector inmune a la excesiva regulación", asegura.

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26 octubre 2010

BNP Paribas presenta los primeros 'bonus' y 'bonus cap' cotizados en España


BNP Paribas lanzó ayer al mercado dos nuevos productos, los bonus y los bonus cap sobre empresas del Ibex. Son activos cotizados que permiten apostar sobre un valor y ofrecen ciertas garantías sobre el precio de venta.

Los bonus y bonus cap son dos nuevos productos de inversión que ayer empezaron a cotizar en el mercado bursátil español comercializados por BNP. Son activos con características similares a los fondos garantizados y a las opciones, y se pueden comprar en el mercado como un warrant.

Un bonus sobre una acción se compra a un precio similar al precio de mercado, y tiene un nivel de bonus y una barrera. Por ejemplo, un inversor compra un bonus sobre Telefónica a 15,99 euros (precio al que cerró ayer), con nivel de bonus en 18 euros y barrera en 12 euros. Si la acción se mantiene por encima de 12 euros, el poseedor del producto se asegura un derecho de venta en 18 euros como mínimo, y en el precio de mercado como máximo. La garantía se pierde cuando la acción cae por debajo de la barrera: a partir de ese momento el precio del bonus se vincula al del mercado.

Un bonus cap tiene una horquilla más ancha, con un nivel de bonus más alto y una barrera más baja, pero en este caso el precio de venta, si no se toca la barrera, es siempre el del bonus, aunque la acción cotice más alto. El inversor puede vender y comprar su bonus o bonus cap en cualquier momento, con las condiciones mencionadas, en el periodo de validez, 18 meses.

BNP Paribas ha puesto en negociación dos bonus, emitidos sobre Telefónica e Iberdrola, y tres bonus cap, sobre Santander, BBVA y Repsol. Mariam Pérez-Camino, responsable de este negocio en España, explicó ayer que han elegido el que mejor resultado da en cada caso.

Según el banco, los bonus' "permiten obtener más beneficios en mercados moderadamente alcistas o bajistas sin renunciar a un potencial rally del título". En Alemania, contó Pérez-Camino, BNP Paribas emite más de 50.000 productos de este tipo. "Allí son tan populares como los fondos de inversión en España".

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25 octubre 2010

Fusiones en el sector de las bolsas


La oferta de la Bolsa de Singapur para comprar la australiana ASX era la crónica de una operación anunciada. Aun así, la reacción fue espectacular. Las acciones de ASX llegaron a subir un 25% al conocerse el importe de la compra, 8.200 millones de dólares que se pagarían parte en efectivo y parte en acciones. El precio implica una prima del 37% respecto a la cotización de ASX del viernes previo al anuncio de la operación.

Aunque ambas bolsas son rentables, su supervivencia pasaba inexorablemente por la fusión. El pastel no da para tantos jugadores, especialmente desde que irrumpieron las plataformas alternativas de negociación promovidas por los bancos de inversión, como Bats, Chi-X y Turquoise, que ofrecen descuentos de hasta el 50% en comisiones a los grandes inversores. De hecho, la fusión asiática se aceleró ante el inminente inicio de operaciones de Chi-X en Australia, anunciado para marzo.

Hacía tiempo que no se anunciaba una integración de grandes dimensiones en el sector de las bolsas. El proceso de concentración arrancó hace 15 años, aunque han culminado muy pocas operaciones, a pesar de que gran parte de ellas cotizan en sus respectivos mercados. Durante varios años se estuvo rumoreando que la bolsa alemana compraría la española, una de las empresas que mayores dividendos paga en España, sin que esos contactos llegaran a concretarse.

Los últimos movimientos de ficha han tenido como objetivos no ya otras bolsas, sino alguna de estas plataformas alternativas de negociación. En España todavía tienen una cuota de mercado ínfima porque acaban de aterrizar, pero se calcula que mueven ya el 25% de la compraventa de acciones en Europa. En diciembre de 2009, London Stock Exchange compró Turquoise, y hay rumores desde antes del verano de que Nasdaq OMX y Deutsche Börse estarían interesados en Chi-X, participada por Credit Suisse y Nomura, entre otros bancos accionistas.

Sin embargo, estos nuevos operadores ya han comenzado su estrategia de defensa. De hecho, se habla de un primer acercamiento de Bats a Chi-X con vistas a una integración.

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24 octubre 2010

La moda que viene



Para un inversor a largo plazo, ¿cuáles pueden ser las ideas que hagan aumentar la rentabilidad de su cartera a largo plazo lejos de la tiranía de los índices? Una de las tendencias que marcará la inversión en los próximos años es la agroalimentaria, un sector que este año ya ha comenzado a dar grandes alegrías a los ahorradores. Las materias primas agrarias han sido las que mejor se han comportado de todas en el tercer trimestre.

Victoria Torre, responsable de Análisis y Producto de Selfbank, cree que es un tema que tiene sentido: “Sería lógico pensar que la expectativa del precio de los productos agrícolas es alcista por el incremento de la demanda frente a una oferta limitada”. Se trata, por tanto, de un motivo estructural que garantiza que la tendencia durará años. Por el lado de la oferta hay varios problemas: la meteorología está provocando una caída del stock de las cosechas; están disminuyendo los terrenos agrícolas por la urbanización en los países emergentes, y, por último, los agricultores están abandonando cultivos poco rentables (arroz, soja) para centrarse en los que sí lo son (maíz), lo que impulsa al alza el precio de alimentos como el arroz. A esta limitada oferta se une una creciente demanda. Goldman Sachs las denomina 'las 3 F': Food (se duplica la población mundial), Feed (aumenta la demanda de materias primas agrícolas en los países en desarrollo) y Fuel (aumento del volumen de bioenergías obligatorias).

Todo esto convierte al sector agroalimentario en uno de los más atractivos de cara a los próximos años. Para aprovechar esta tendencia Victoria Torre elegiría el fondo DWS Invest Global AgriBusiness NC, que acumula en un año una rentabilidad del 21,4%.

La historia que rodea a los países emergentes es otra apuesta de futuro de muchos gestores de fondos. A Victoria Torre le gustan sobre todo los fondos relacionados con la economía de servicios, destacando el sector financiero, el de salud y el de telecomunicaciones. Un producto para tener exposición a estos mercados sería Invesco Asia Infraestructure, con un rendimiento en los últimos 12 meses del 9,05%.

Eduardo Antón, analista de fondos de Inversis Banco, también apuesta por las carteras que invierten en emergentes. Pero este experto destaca otro aspecto de cara al futuro: la incorporación de jóvenes al mercado laboral, que está ocasionando un crecimiento de la clase media, y con ella un cambio de los hábitos de consumo que favorece a empresas del sector del lujo.

Antón confía en otras dos tendencias más. Por un lado, la revolución digital, fundamentalmente por la fuerte penetración de los smartphones y las redes sociales, “que están obligando a las empresas a cambiar su manera de ofrecer contenidos”. Y por otro, los cambios en el medio ambiente, “tendencia que obliga a la construcción de infraestructuras, creándose muchas oportunidades en empresas de renovables y, sobre todo, en compañías auxiliares”.

Para aprovecharse de las tres tendencias anteriores, recomienda el Robeco Consumer Trends (32,6% en un año) y el JP Morgan Global Consumer Trends (20,7%). Ambos invierten de forma global en las empresas que se pueden beneficiar de estos temas de inversión. En el primer caso, la cartera tiene un gran peso en emergentes con especial interés por los sectores de consumo, tecnología y telecomunicaciones. El segundo invierte fundamentalmente en compañías que se benefician del envejecimiento de la población (cosméticos), de las aspiraciones de la nueva clase media (lujo) y de la preocupación por el bienestar (salud).

Más en general, el consejero delegado de Profim, Víctor Alvargonzález, identifica dos temas que los ahorradores en fondos no tienen que perder la pista. Uno es la renta fija privada, debido al descenso del endeudamiento de las empresas, circunstancia que mejora la cotización de los bonos. “Los fondos que invierten en renta fija privada lo aprovecharán, pero ni lo harán todos, ni en todos los escenarios, ni en todas las divisas”, añade. La segunda gran tendencia es la renta variable que, según este experto, “puede llegar a ser una buena idea de inversión si las autoridades monetarias y económicas consiguen que la economía vuelva a la senda del crecimiento”. En este caso también advierte que no todos los países lo harán igual.



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Los mejores productos de ahorro

Ayer arrancó la comercialización de los bonos que el Gobierno catalán emitirá a un año con una rentabilidad del 4,75% para importes de entre mil millones y dos millones de euros.
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Pese a las dudas que han surgido en los últimos días sobre la salud de las cuentas de la Generalitat, los inversores han acogido con entusiasmo sus bonos. El director general de Política Financiera de la Generalitat, Jordi Pericàs, se mostró ayer “satisfecho” con la reacción del mercado y señaló que la colocación fue de en torno al 50%. No obstante, varias entidades informaron a EXPANSIÓN de que ya habían cubierto más del 70% de la emisión en solo una jornada, por lo que prevén que el lunes o el martes se cierre su comercialización, prevista hasta el 12 de noviembre.
Pericàs pidió “prudencia” con las cifras que se están manejando y explicó que pagar un precio del 4,75% ha sido necesario “para posicionarse en un mercado en el que no estábamos hasta ahora”.
La emisión nace con un importe inicial de 1.890 millones, que podrían ampliarse hasta 2.500 millones de euros. Según las fuentes consultadas, más de 1.000 millones ya se habrían adjudicado. La deuda catalana cotizará en un mercado secundario en la Bolsa de Barcelona.
Demanda
La fuerte demanda de este producto ha sido generalizada en todo el territorio español. Según el portavoz de una entidad colocadora, “el riesgo de impago de estos bonos es prácticamente nulo. Incluso, ante una hipotética quiebra por parte de la Generalitat, el Gobierno respaldaría le deuda de la Comunidad Autónoma. Garantizarse una rentabilidad del 4,75% a un año es sumamente atractivo para cualquier ahorrador, catalán o no”, explica.
Y es que la rentabilidad de los bonos catalanes bate por goleada a la que ofrecen todos los productos conservadores para inversores particulares a plazos similares.
La rentabilidad de las letras a 12 meses se situó en octubre en el 1,859%; los fondos de inversión de renta fija a corto plazo se revalorizaron de media un 0,14% en 2010, y los depósitos remuneraron el ahorro al 2,46% de media en agosto, según el último dato disponible del Banco de España.
Incluso las mejores ofertas de depósitos, comercializadas por las entidades más activas en la guerra del pasivo, se quedan cortas comparadas con el cupón de la deuda.
Varias firmas remuneran el ahorro por encima del 4% a un año, pero difícilmente alcanzan el 4,75% que ofrece Cataluña, salvo que el cliente se vincule a la entidad contratando varios productos (tarjetas, seguros, o fondos de inversión).
La mejor oferta vigente en el mercado –sin exigir ningún requisito– es la de Banco Finantia Sofinloc (BFS), que ofrece el 4,5% para importes desde 50.000 euros. Banco Gallego llega a dar el 4,25% TAE a este mismo plazo y Caja Madrid ha lanzado recientemente un producto que remunera, de media, un 4,3% a un plazo mucho mayor: 3 años.
Popular y Activobank, que hace unas semanas también pagaban un 4,5% por sus depósitos, han bajado el interés al 4%. Y Catalunya Caixa, que estuvo pagando un 4,75% por sus depósitos la semana pasada, ha retirado esta oferta y actualmente ofrece alrededor del 4%, según el perfil del cliente.
Letras y fondos
Por su parte, las letras a 12 meses dieron un 1,842% en la última subasta celebrada el pasado martes. En los peores momentos de la crisis de la deuda soberana, en junio, superaron el 2,45%, todavía muy por debajo del rendimiento del bono catalán. Y tampoco se prevé que en los próximos meses, el interés se vaya mucho más allá, puesto que no se prevén subidas de tipos de interés a corto y medio plazo.
Otra opción para el inversor conservador con un horizonte temporal de medio plazo son los fondos monetarios. Compiten con los depósitos por su perfil de bajo riesgo, pero, salvo excepciones, su rentabilidad dista mucho de la que ofrecen las imposiciones a plazo fijo actualmente y, todavía más, del rendimiento de bonos catalanes.
Los mejores fondos de esta categoría ofrecen revalorizaciones anuales similares a las de los depósitos, que se sitúan entre el 3 y el 6%. El FF Euro Short Term E, de Fidelity gana un 6,15% en 2010, siendo el mejor de su categoría. Tras éste, Mutuafondo Bonos Financ, de Mutua Madrileña, se ha revalorizado un 5,52% en este periodo, y AXA Euro 1-3, un 4,93%.
Pese al buen tono que prestan estos productos, en general, los fondos monetarios a corto plazo apenas suben un 0,14% de media en 2010.
El bajo rendimiento se debe al bajo nivel de los tipos de interés, actualmente en el 1% en la zona euro. Además, estos productos se han visto perjudicados por las dudas de los inversores hacia la deuda soberana, sobre todo tras las crisis que han sufrido Grecia e Irlanda. En el medio plazo, cuando la oferta de depósitos no sea tan atractiva y suban los tipos, los expertos recomiendan apostar por fondos de inversión, que ya se preparan para este escenario.
Adiós al mejor depósito
El depósito al 4,75% que Catalunya Caixa comercializó, la semana pasada, duró en las oficinas tan sólo una semana, al entrar en conflicto de interés con los bonos emitidos por la Generalitat de Catalunya, que la caja comercializa.
Por otro lado, algunas entidades que han publicitado activamente sus depósitos al 4,5% como ActivoBank –oficina online de Banco Sabadell– y Popular, han recortado en las últimas semanas la remuneración hasta 4%.
Algunas cajas colocadoras de los bonos catalanes han dejado de comercializar, momentáneamente, depósitos cuyos intereses rondaban el 4,5% que para no competir directamente con la emisión catalana.
Si volverán o no las fugaces ofertas a tasas más elevadas es una incógnita que dependerá de las condiciones del mercado.
Las mayores o menores necesidades de liquidez de las entidades financieras y las crecientes o menguantes tensiones en los mercados de financiación mayorista serán los factores que dicten la política comercial de la banca en los próximos meses.
La banca usa los bonos como gancho para vender sus productos
Algunas entidades están utilizando la atractiva rentabilidad de los bonos de la Generalitat para acompañarlos con otros vehículos inversores propios. El caso más destacable es el de la caja balear Sa Nostra, que publicita colocar la mitad de la inversión en deuda pública catalana, con una rentabilidad del 4,75% TAE, y el otro 50% en un depósito propio al mismo precio y sin penalizaciones si se retira liquidez.
Aviso del Gobierno catalán
Fuentes de la Generalitat, que ha avisado en un comunicado que está prohibido vincular sus letras con otros instrumentos, explicaron ayer que no existe ninguna incompatibilidad siempre que Sa Nostra no “obligue” a sus clientes a utilizar esta fórmula. La entidad propone en primera instancia la oferta anunciada pero acepta la posibilidad de invertir exclusivamente en los bonos sin ningún perjuicio, tal y como comprobó ayer este diario llamando a una sucursal.
Otras entidades preparan ofertas parecidas. Barclays ofrece a sus clientes colocar parte de su dinero en bonos y otra en otros vehículos, aunque sin la misma rentabilidad o sin la misma garantía de capital e intereses. Esta firma obliga a abrir una cuenta corriente y cuenta de valores, con una comisión del 0,375%, algo que el Gobierno autonómico tolera siempre y cuando se limite a los costes habituales.
En CatalunyaCaixa, también se avisa a los potenciales compradores de bonos de la posibilidad de utilizar mecanismos complementarios. “La rentabilidad de la Generalitat no la podemos igualar [suprimieron su polémico depósito al 4,75% días antes del inicio de la emisión de deuda], pero quizás podemos preparar algo sobre el 4%”, explican desde una sucursal por teléfono. “La deuda catalana es rentable; el problema está en que si quiere retirar el dinero, sólo lo puede hacer en un mercado secundario y, seguramente, lo venderá por debajo de su valor”, prosiguen. Desde la entidad insisten en darse prisa para ejecutar la operación. “Mejor venir la semana que viene, y mejor el martes que el jueves”.


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21 octubre 2010

El negocio del rastreo en Internet




A la una de la madrugada del 7 de mayo, el sitio web PatientsLikeMe.com notó una actividad sospechosa en su panel de discusión "Estado de ánimo". En él, personas intercambian experiencias muy personales sobre sus trastornos emocionales, desde la bipolaridad hasta la fascinación por cortarse.
Se trataba de una intrusión. Mediante un sofisticado programa, un nuevo miembro del sitio estaba copiando cada mensaje que llegaba a los foros privados en línea.
PatientsLikeMe logró bloquear e identificar al intruso: Nielsen, la compañía neoyorquina de investigación de mercado. Nielsen rastrea estos foros online para sus clientes, entre ellos farmacéuticas que compran datos obtenidos en la red para conseguir información sobre lo que piensan los consumidores de sus productos, dice la empresa.
"Sentí que [mi privacidad] fue completamente violada", dice Bilal Ahmed, un australiano de 33 años que utilizaba PatientsLikeMe para conectarse con otras personas con depresión. En el sitio usaba un pseudónimo, pero el perfil enlazaba con su blog, que contiene su nombre real.
Después de que PatientsLikeMe informara a sus usuarios sobre la intrusión, Ahmed retiró todos sus mensajes, además de una lista de los medicamentos que toma. "Fue muy perturbador saber que la información sobre ti está en venta", dijo Ahmed. Nielsen asegura que ya no escarba en sitios web que requieren una cuenta individual para el acceso, a menos que tenga permiso.
El mercado de los datos personales de personas que usan Internet está en auge y a su vanguardia está la práctica del rastreo (en inglés se conoce como 'scraping'). Las empresas ofrecen hacer un seguimiento de conversaciones online y detalles personales en las redes sociales, sitios donde se colocan currículos y foros donde la gente habla sobre su vida.
El emergente negocio del rastreo por Internet proporciona parte de la materia prima de una economía basada en datos personales que se está expandiendo rápidamente. En 2009, los anunciantes pagaron 7.800 millones de dólares por datos, algunos de los cuales estaban disponibles en Internet y otros no, según la consultora Winterberry, de Nueva York. Se calcula que la inversión en datos de fuentes online se más que duplicará en 2012, hasta los 480 millones de dólares, frente a los 410 millones de 2009.
El análisis de 'The Wall Street Journal' sobre esta práctica —un mercado que involucra la información personal así como otros muchos tipos de datos— forma parte de la investigación del diario sobre el negocio de que supone el seguimiento de las actividades online de los usuarios y la venta de los detalles de su conducta e intereses personales.
Algunas compañías recopilan datos para informes detallados sobre los antecedentes de las personas, tales como direcciones de correo electrónico, números de teléfono móvil, fotografías y mensajes colocados en redes sociales, como Facebook o Twitter.
Otras ofrecen lo que se conoce como 'servicios de escucha', que rastrean en tiempo real cientos de fuentes de noticias, blogs y sitios web para ver qué está diciendo la gente sobre determinados productos o temas.
Uno de esos servicios es proporcionado por Dow Jones, que publica 'The Wall Street Journal'. Dow Jones reúne datos de Internet —que pueden incluir información contenida en artículos de prensa y en blogs— para ayudar a sus clientes a averiguar cómo son percibidos. Asegura que no reúne información sobre secciones del sitio que están protegidas con contraseñas.
La competencia por los datos es intensa. PatientsLikeMe también vende datos de sus usuarios, aunque sin revelar su identidad.
Es difícil defenderse
Los usuarios de Internet tienen pocos recursos para defenderse una vez que sus datos personales han sido obtenidos. En Estados Unidos, no existe una ley que obligue a las empresas de datos a permitir que sus usuarios puedan quitar o editar información privada. En algunos casos, algunas firmas permiten que los usuarios retiren sus perfiles bajo ciertas circunstancias.
Las empresas se defienden. "Las redes sociales se están transformando en los nuevos registros públicos", argumenta Jim Adler, jefe de privacidad de Intelius, un sitio de Internet de pago de rastreo de personas.
Quienes llevan a cabo este rastreo operan en un limbo legal. A nivel internacional, las leyes varían. En Estados Unidos, los fallos de los tribunales han sido contradictorios. "Es una práctica omnipresente pero cuestionable", señala Eric Goldman, un profesor de derecho de la Universidad de Santa Clara. "Todo el mundo lo hace pero no está totalmente claro que alguien esté autorizado a hacerlo sin permiso".
Estas firmas sostienen que lo que están haciendo no es diferente de lo que hace cualquier persona cuando reúne información en línea, solo que a una escala mucho mayor.
El coste de estos servicios de rastreo oscila entre el casi gratis y los presupuestos a medida. Algunas firmas, como 80Legs.com, en Texas, revisa un millón de páginas web por apenas 101 dólares. Una compañía del estado de Utah, screen-scaper.com, ofrece software gratuito que enseña al usuario las técnicas básicas del rastreo. Los servicios más sofisticados pueden cobrar hasta cientos de miles de dólares por monitorear y analizar conversaciones en Internet.
Muchas de estas firmas no les hacen muchas preguntas a sus clientes. "Si no sospechamos que vayan a usar la información para fines ilegales, normalmente tendemos a aceptar el encargo", dice Todd Wilson, propietario de screen-scraper.com. La compañía suele cobrar entre U1.500 y 10.000 dólares por la mayoría de los pedidos. Wilson asegura que muchas veces son contratados por compañías para que rastreen las páginas de sus competidores. Un encargo reciente: rastrear Facebook para una compañía de marketing que quería direcciones de correo electrónico de usuarios que hubieran indicado que "les gusta" el sitio de la firma, además de los de sus amigos, para que les pudieran ofrecer productos.
A menudo, el rastreo se convierte en un juego del gato y el ratón entre los sitios web, que tratan de proteger sus datos, y los rastreadores, que tratan de vencer sus defensas. El rastreo en sí no es difícil: casi cualquier programador informático con talento puede hacerlo. Pero penetrar los sistemas de defensa de un sitio puede ser complicado.
Por ejemplo, en Monster.com, un sitio web de oferta de empleo que alberga currículos de millones de personas, combatir a los rastreadores es un trabajo a tiempo completo, "cada minuto de cada día de todas las semanas", dice Patrick Manzo, director global de privacidad de Monter Worldwide. Facebook, un auténtico tesoro de datos personales de más de 500 millones de usuarios, asegura que emprende acciones legales y medidas técnicas para disuadir a los rastreadores.
Respecto a la intrusión en PatientsLikeMe, Dave Hudson, quien asumió en junio la presidencia ejecutiva de la división de Nielsen que escarbó en el foro médico, dijo: "Fue una mala práctica que ya no volveremos a realizar".
Hudson no clarificó cuántas veces ocurrió esta práctica y tampoco quiso identificar a su cliente.


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20 octubre 2010

¿Hay una burbuja en los mercados emergentes?

Esta semana, el Banco Mundial y varios expertos se han sumado a este debate, ya bastante acalorado. Jonathan Garner, el influyente estratega de mercados emergentes de Morgan Stanley, propone reducir las inversiones en renta variable porque los índices han subido un 30% desde que él mismo recomendara aumentar las ponderaciones en mayo. El Banco Mundial optó por destacar que el reciente repunte de los valores asiáticos ha sido muy superior al registrado en la antesala de la crisis de 1997 y 1998.
El debate de la burbuja afecta tanto a acciones como a bonos, dado que estos también se han beneficiado de grandes flujos de capital al sector. No obstante, los índices de los bonos son totalmente distintos a los de la renta variable. Al igual que estos, en cierta forma se valoran por la capitalización de mercado. Sin embargo, en términos de deuda, esto lleva a los inversores que siguen los índices a los países más endeudados y, por tanto más arriesgados, porque tienen más deuda disponible.

Los encargados de elaborar los selectivos aseguran que estos reflejan lo que los inversores buscan: medidores de inversión. No obstante, algunas gestoras de fondo, como Pimco y Lombard Odier, ofrecen ahora índices basados en factores más básicos, como la relación de la deuda de un país con respecto a su PIB.
Según la comparación de cálculos y resultados del índice de Lombard Odier, su rentabilidad media anual desde 2003 se habría situado en el 9,7%, tres puntos porcentuales por debajo de medidas más ajustadas a la capitalización de mercado. Sin embargo, es importante tener en cuenta que su volatilidad, sobre todo en 2008, cuando cayeron los mercados emergentes, es casi un 50% inferior a otros índices; de hecho, durante aquel año consiguió registrar beneficios.
El aumento de los tipos de interés de China hoy martes ha desconcertado a los mercados y podría servir para frenar la euforia de los optimistas más acalorados. No obstante, es lógico que los tenedores de bonos de los mercados emergentes quieran replantearse la colocación de sus fondos. Renunciar a posibles ganancias no parece tan catastrófico, si a cambio se obtiene un refugio a la volatilidad que planea sobre los mercados emergentes.


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19 octubre 2010

Los emergentes cuentan cada vez más en los mercados financieros

Mientras los riesgos de una desaceleración del crecimiento económico se ciernen sobre las economías desarrolladas, las tasas de crecimiento de los países emergentes sorprenden al alza. Esta evolución está inclinando el tablero a favor de las economías emergentes que se están viendo desbordadas por el aumento de la inversión extranjera.
Lo cierto es que las expectativas de crecimiento y la estabilidad macroeconómica que muestran las economías emergentes, unido a las debilidades estructurales y alto endeudamiento en las economías avanzadas, han producido un cambio en las percepciones de riesgo de manera que los activos de inversión en emergentes han mejorado sustancialmente en la escala del binomio rentabilidad-riesgo cuando se compara con los países industrializados. Como consecuencia, los flujos de capitales hacia emergentes están impulsando la apreciación de todos los activos, tanto renta fija como variable, de estas economías.
Así, solo en septiembre, los indicadores de rentabilidad de bolsas emergentes alcanzaron el 11%, con una revalorización en China del 12%. En cuanto a bonos soberanos, el índice EMBIG se revalorizó un 1,7%. Pero la atracción hacia emergentes queda reflejado en otras cifras. Por ejemplo, las emisiones de deuda de emergentes en los mercados internacionales alcanzarán este año la cantidad record de 256.000 millones de dólares, una cuantía similar a las emisiones de alta rentabilidad en los EEUU.
El Instituto de Finanzas Internacionales calcula que los flujos netos de capital hacia las economías emergentes aumentarán un 42% en 2010, pasando de los 581.000 millones de dólares de 2009 a 825.000 millones en 2010 y prevé que alcancen 834.000 millones en 2011. El FMI estima que los activos de renta fija y variable de economías emergentes representan actualmente alrededor de un 7% del total mundial. En este sentido, dados que los fondos de inversión del G-4 (EEUU, Japón, Eurozona y Reino Unido) suman 50 billones de dólares, importe equivalente a 35 veces el PIB anual de España, un cambio de solo un 1% de su composición a favor de emergentes supondría un flujo de 485.000 millones de dólares adicionales.
Esta avalancha de fondos se explica tanto por factores de expulsión producidos por la débil situación de los países desarrollados como por la atracción que generan las economías emergentes.
En las economías avanzadas los tipos de interés están en mínimos históricos lo que empuja a los inversores, a medida que se supera la aversión al riesgo, a buscar mayores rentabilidades en las economías emergentes. Además, la Reserva Federal Americana está preparando el terreno para embarcarse en un nuevo programa de compra de activos, en este caso de deuda pública, que supondrá una importante inyección de liquidez en la economía. Todo ello no ha hecho más que acelerar y multiplicar la fuerza de la huída del dólar, por ejemplo el índice de divisas emergentes se apreció un 6% en septiembre.
Por otra parte, la fortaleza de las economías emergentes es un elemento importante que seduce a los inversores. Este crecimiento esta sustentado por un consumo interno, que si bien se mantiene por debajo de los niveles deseado por el FMI, muestra un potencial sorprendente debido a la amplia base poblacional que tienen estos países.
Conviene tener presente que China e India representan juntas un tercio del total de la población mundial. El efecto nivel de estos volúmenes de población es increíble. Si aumenta el número de automóviles por cada 1.000 habitantes en un solo vehículo en estos países estaríamos hablando de 2,5 millones más de vehículos. Esto explica que cualquier tasa multiplicada por la población y extrapolada a los próximos diez años de cifras asombrosas.
Las entradas masivas de capitales están provocando una apreciación de las divisas en gran parte de los países emergentes. Los gobiernos de estos países temen que sus economías se conviertan en el nuevo juguete roto de la liquidez mundial y ejercen un rol intervencionista aplicando todo tipo de medidas destinadas a evitar la apreciación de su monedas.
Estas políticas intervencionistas de las economías emergentes, junto a la expansión monetaria de algunas de las principales economías avanzadas nos han sumido en la denominada “guerra de divisas”. No sabemos si saldremos pronto de esta situación pero la apreciación de por ejemplo el yuan chino no parece que vaya a ser sustancial en el corto plazo. Como señaló recientemente el presidente del banco central de la Republica Popular china: “Los médicos americanos te dan una pastilla para que se te pase el dolor inmediatamente, pero, en cambio los médicos chinos te dan doce hierbas distintas para que experimentes una mejoría en los próximos dos meses”. Esperemos que la medicina occidental y la medicina china converjan en cuanto al tiempo requerido para que la medicación surta efecto si no… Houston, tenemos un problema.




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17 octubre 2010

Una era dorada para el Oro

¿Hacia dónde van los precios del oro? Todo depende de otra pregunta: ¿Hacia dónde va la economía global? Si tu respuesta es “derechita al infierno”, entonces apueste por el oro: un precio de 2.000 dólares (1.435 euros) o más por onza, respecto al valor actual de 1.000 euros, no parece descabellado en esas circunstancias.
En contraste, el panorama de Barron’s podría decepcionar a los alcistas más entusiastas. Previendo que el pánico sobre el escenario global empezaría a reducirse al miedo habitual que surge cíclicamente, el mercado alcista del oro que comenzó en 2005 se relajará en los próximos años. Hacia 2015, el precio medio anual del oro podría rondar los 1.076 euros, aunque podría estar sometido a numerosas fluctuaciones.
Los alcistas del oro, que incluyen al gestor John Paulson, prevén precios mucho mayores para el metal. Su principal argumento consiste en que ya no existen paraísos entre las principales divisas. Que el dólar esté a punto de caer no debería suponer un problema siempre y cuando pueda ser sustituido, por ejemplo, por el euro o el yen. El oro, por tanto, es el único paraíso que queda.
Barron’s ve válido ese argumento pero vislumbra posibles derrumbes en el precio si alcanza niveles muy altos. Si llega a los 1.435 euros la onza, por ejemplo, las joyas podrían venderse por el oro que contienen. Venta que ya ha empezado y que podría acelerarse rápidamente si aumentan los precios del oro.
A los niveles actuales, el oro es visto probablemente como el mejor seguro contra la incertidumbre de la economía global. No existe un porcentaje estándar de la cartera que debería destinarse al metal, pero un 10% sería prudente, tal y como señala el experto Felix Zulauf, de Zulauf Asset Management.
Otro método para aprovechar el incesante aumento del precio de los lingotes es la compra de acciones en compañías mineras de oro. Según Jeffrey Christian, de la consultora de metales CPM Group, el coste total de la minería supone un precio medio de 450 euros por onza. Si el precio realmente se ha estabilizado en torno a más de 715 euros, el beneficio podría equivaler al de prácticamente toda una mina de oro.
Existen amplios márgenes en torno a esa media de 450 euros, con algunas compañías calibrando el metal por un precio mucho menor. Así, Christian alerta de que no todas las minas deberían ser tratadas de la misma forma. Algunos títulos atractivos son Agnico-Eagle (AEM), Anatolia (ANO.Canada), Barrick (ABX), Fresnillo (FRES.U.K.), Goldcorp (GG) y Great Basin Gold (GBG).
Según CPM, si el oro sólo se comprase por sus usos industriales y ornamentales, su precio rondaría hoy día los 429 euros. El principal movilizador del mercado alcista ha sido la compra neta por parte de inversores, debida en parte a la llegada de fondos cotizados (ETF, en sus siglas en inglés) que facilitan la compra del metal. Los inversores han sido vendedores netos de oro en tan sólo tres de los últimos 40 años, y en todos los casos a pequeña escala.
Los bancos centrales pasaron de ser bastante buenos vendedores de oro a compradores en 2009, una tendencia que parece mantenerse. Las economías más maduras parecen satisfechas con las cantidades de oro que poseen, y han dejado de vender. Los países que tienen superávit comercial, como Rusia, India y China, han dedicado parte de él al oro.
El último gran mercado alcista del oro se produjo en los años 70 y a principios de los 80, cuando la economía también parecía fuera de control mientras la inflación crecía a ritmos de dos dígitos y los tipos de interés superaban el 20%. El oro retrocedió entonces con la puesta en marcha de la Gran Moderación, un largo período de volatilidad moderada en la economía, con la confianza más o menos restablecida. Desde 2005 ha surgido un tipo muy distinto de desconfianza, alimentando una carrera alcista en el oro que hasta la fecha ha parecido más duradera que la anterior.
El precio del oro ha alcanzado una cima bastante estable. Es más probable que los precios escalen hasta los 1.435 euros la onza que decaigan hasta los 500 euros, lo que sería un gran regalo para los compradores. No obstante, aun cuando esta fiebre alcista alcance un punto más moderado, es probable que los precios sigan creciendo, aunque no tanto como en los últimos años.




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16 octubre 2010

Sólo sobreviven los débiles

El riesgo de guerras cambiarias y comerciales a nivel global está creciendo ahora que la mayoría de las economías está implementando devaluaciones competitivas. Todos están jugando un juego que algunos deben perder. Las tensiones de hoy están arraigadas en la parálisis del reajuste global. Los países con un exceso de gasto –como Estados Unidos y otras economías ‘anglosajonas’– que estaban excesivamente apalancados y tenían déficit de cuenta corriente ahora deben ahorrar más y gastar menos en la demanda interna.
Para mantener el crecimiento, necesitan una depreciación nominal y real de su moneda para reducir sus déficits comerciales. Pero los países con un exceso de ahorro –como China, Japón y Alemania– que tenían superávits de cuenta corriente están resistiendo la apreciación nominal de sus monedas. Un tipo de cambio más alto reduciría sus excedentes de cuenta corriente, porque no pueden, o no quieren, reducir sus ahorros y sustentar el crecimiento a través de un gasto mayor en el consumo interno.
Dentro de la eurozona, este problema está exacerbado por el hecho de que Alemania, con sus grandes superávits, puede vivir con un euro más fuerte, mientras que los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) no. Por el contrario, con sus grandes déficits externos, los PIIGS necesitan una marcada depreciación para restablecer el crecimiento mientras implementan dolorosas reformas estructurales y fiscales.
Un mundo donde los países con un exceso de gasto necesitan reducir la demanda doméstica y alentar las exportaciones netas, mientras los países que ahorran en exceso no están dispuestos a reducir su dependencia del crecimiento liderado por las exportaciones, es un mundo donde las tensiones monetarias inevitablemente estallan. Al margen de la eurozona, Estados Unidos, Japón y el Reino Unido necesitan una moneda más débil. Hasta Suiza está interviniendo para debilitar el franco.
Mientras tanto, China está interviniendo de manera masiva para resistir la apreciación del renminbi y, por lo tanto, mantener el desempeño de sus exportaciones. Como resultado, la mayoría de las economías de los mercados emergentes están hoy igualmente preocupadas por la apreciación de la moneda, no sea que pierdan competitividad en relación con China, y están interviniendo de manera agresiva y/o imponiendo controles de capital para detener la presión sobre el tipo de cambio.
El problema, por supuesto, es que no todas las monedas pueden ser débiles al mismo tiempo: si una es más débil, otra, por definición, debe ser más fuerte. De la misma manera, no todas las economías pueden mejorar las exportaciones netas al mismo tiempo: el total global es, por definición, igual a cero.
De modo que la guerra de devaluación competitiva en la que nos encontramos es un juego de suma cero: la ganancia de un país es la pérdida de otro. Los primeros disparos en esta guerra surgieron en la forma de una intervención cambiaria. Para diversificarse de los activos en dólares estadounidenses manteniendo al mismo tiempo su ajuste efectivo al dólar, China comenzó a comprar yenes japoneses y wons surcoreanos, afectando su competitividad. De manera que los japoneses empezaron a intervenir para debilitar al yen.
Esta intervención afectó a la UE, ya que ejerció una presión alcista sobre el euro en un momento en que el Banco Central Europeo ha puesto en suspenso las tasas de interés mientras el Bank of Japan (BoJ) y la Reserva Federal de Estados Unidos están distendiendo la política monetaria aún más. El ascenso del euro pronto le causará un dolor generalizado a los PIIGS, cuyas recesiones se agravarán, haciendo que aumente su riesgo soberano. Los europeos, por lo tanto, ya lanzaron una intervención cambiaria verbal y pronto pueden verse obligados a formalizarla.
Flexibilización cuantitativa En Estados Unidos, voces influyentes están proponiendo que las autoridades respondan a la acumulación masiva por parte de China de reservas en dólares vendiendo una cantidad equivalente de dólares y comprando una cantidad equivalente de renminbi. Mientras tanto, China y la mayoría de los mercados emergentes aceleran sus intervenciones cambiarias para impedir una mayor apreciación.
La próxima etapa de estas guerras es una mayor flexibilización cuantitativa, o QE2 (por su sigla en inglés). El BoJ ya lo anunció, el Banco de Inglaterra (BoE) probablemente lo haga pronto y la Fed seguramente lo anunciará en su reunión de noviembre. En principio, existe una escasa diferencia entre una flexibilización monetaria –tasas de política más bajas o mayor QE– que lleva a un debilitamiento de la moneda y a una intervención directa en los mercados cambiarios para lograr el mismo objetivo. Por cierto, la flexibilización cuantitativa es una herramienta más efectiva para debilitar una moneda, ya que la intervención en los mercados cambiarios normalmente es esterilizada.
Las expectativas de una QE agresiva por parte de la Fed ya debilitaron al dólar y generaron serias preocupaciones en Europa, los mercados emergentes y Japón. De hecho, aunque Estados Unidos pretenda no intervenir para debilitar al dólar, lo está haciendo de manera activa precisamente mediante más QE. El BoJ y el BoE están siguiendo sus pasos, ejerciendo aún más presión sobre la eurozona, donde un BCE obcecado preferiría matar cualquier posibilidad de recuperación para los PIIGS que implementar más QE, ostensiblemente por miedo a un aumento de la inflación. Pero ése es un riesgo fantasma, porque es el riesgo de deflación, no de inflación, lo que acosa a los PIIGS.
Las guerras cambiarias, llegado el caso, conducen a guerras comerciales, como lo demuestra la reciente amenaza del Congreso de Estados Unidos contra China. Con un desempleo estadounidense y un crecimiento chino en casi el 10%, el único misterio es que los tambores de la guerra comercial no suenen más alto de lo que lo hacen.
Si China, los mercados emergentes y otros países con excedentes impiden una apreciación nominal de la moneda a través de la intervención –e impiden una apreciación real a través de la esterilización de esa intervención–, la única manera en que los países deficitarios puedan alcanzar una depreciación real es a través de la deflación. Eso conducirá a una recesión de doble caída, a déficits fiscales aún más grandes y a una deuda que se dispara.
Si la depreciación (apreciación) nominal y real de los países con déficits (superávits) no se produce, la caída de la demanda interna de los países deficitarios y la imposibilidad por parte de los países con excedentes de reducir los ahorros e incrementar el consumo llevará a una insuficiencia global de demanda agregada frente a una superabundancia de capacidad.
Esto alimentará una mayor deflación global e incumplimientos de pago de deuda privada y pública en los países deudores, lo que en definitiva socavará el crecimiento y la riqueza de los países acreedores.
Presidente de Roubini Global Economics y profesor en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York 5 Project Syndicate.
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¿Tenemos que preocuparnos por la debilidad del dólar?




La cotización del euro sufrió bastante justo antes del verano, cuando los más agoreros pronosticaban el desmoronamiento de la unión monetaria europea a raíz de la crisis de la deuda soberana. Se habló de que Grecia podría salir del euro, incluso también España. Los gobiernos europeos salieron al rescate helénico con la creación de un fondo de 750.000 millones y la divisa europea se metió en una espiral alcista que le ha colocado en niveles de 1,40 dólares. Aun así, sigue cotizando por debajo de niveles del año pasado (1,4321) y todavía está lejos de los máximos históricos de 1,60 dólares marcados en 2008. Muchos analistas creen que el dólar está en subida libre y que lo veremos por encima de 1,5 dólares.
El daño que puede hacer un euro tan apreciado a una economía como la europea que trata de salir de la recesión es evidente. La que quizás más tiene que perder es Alemania, que sorprendió positivamente con un crecimiento económico del 2,2% en el segundo trimestre y que ha revisado al alza los objetivos para fin de año. La locomotora germana crecerá más del doble que la Unión Europea en 2010. En concreto, un 3,5%, con lo que volvería a los niveles de riqueza anteriores a la crisis, según los institutos de economistas líderes del país y que el gobierno utiliza para fijar sus objetivos económicos.
Un euro demasiado caro, y sobre todo que sube tan deprisa, frenará inevitablemente el crecimiento de las exportaciones alemanas, que se dispararon un 8,2% en el segundo trimestre. El problema no es baladí, porque Alemania es el segundo exportador del mundo, por detrás de China y por delante de Estados Unidos, según las estadísticas de la Organización Mundial del Comercio.
El tipo de cambio efectivo, que mide la evolución del euro respecto a una cesta formada por sus 21 mayores socios comerciales, se ha apreciado un 6% desde los mínimos de junio. Se calcula que cada 5% de subida del tipo de cambio es equivalente a un aumento de tipos de interés de 25 puntos básicos.
De fondo está el ruido que está provocando la guerra de divisas. Es decir, los intentos de varios países, entre ellos China, por mantener baja la cotización de su divisa para impulsar el crecimiento económico. Será uno de los temas inevitables del G-20 de noviembre que se celebrará en Seúl. EEUU no está haciendo nada por evitar la caída de su moneda, porque le interesa un dólar débil. Algunos economistas cuestionan si se puede ganar competitividad por la vía del tipo de cambio. “No es que las autoridades norteamericanas busquen abaratar sus exportaciones con un dólar más barato, sino que quieren forzar que otros países tomen medidas para abrir sus economías al exterior”, señala José Luis Martínez, estratega de Citigroup en España.
China, el país más presionado para permitir una mayor apreciación de la divisa, sabe que un yuan más fuerte no es la solución al problema del déficit por cuenta corriente norteamericano ni a su bajo crecimiento. Puede que un dólar bajo no sea una solución al problema, pero sí es una parte de la solución.
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14 octubre 2010

La Fed trata de poner en práctica lecciones de crisis de Japón

14 Oct 2010 11:23 BST WSJ:
La Fed trata de poner en práctica lecciones de crisis de Japón
Por Jon Hilsenrath
THE WALL STREET JOURNAL
Como profesor de la Universidad de Princeton en los años 90, Ben Bernanke reprendió duramente a las autoridades japonesas, a las que acusó de gestionar mal la economía.

Hoy, los problemas económicos de Tokio son más que académicos para el presidente de la Reserva Federal (Fed). Son una ventana hacia su propia situación, mientras contempla lo que podría ser un prolongado período de crecimiento bajo, desempleo alto e inflación declinante en Estados Unidos.

Bernanke se prepara para pronunciar el viernes un discurso en el que podría ofrecer indicios sobre los próximos pasos de la Fed. La conferencia sobre la política monetaria en un entorno de inflación baja es una repetición de un evento de 1999 en el que Bernanke y otros académicos criticaron a los funcionarios japoneses por su incapacidad de reactivar la economía.

Enterradas en trabajos académicos de Bernanke sobre Japón hay pistas de cómo la Fed podría afrontar los actuales desafíos de la economía.

Hace sólo unos meses, la principal preocupación de la Fed era cómo retirar sus programas de estímulo. Ahora, estaría abonando el terreno para una nueva intervención.

Una de las primeras opciones es reanudar un programa de compra de bonos del Tesoro de Estados Unidos con el fin de bajar los tipos de interés a largo plazo e impulsar el crecimiento, a pesar de fuertes reservas entre algunos colegas. En el seno del banco central también se debate cuál es la mejor forma de dejar en claro el compromiso con la prevención de la deflación, una caída generalizada de precios que podría ser incluso más perjudicial que la inflación. Esta es una tarea que los deja en la incómoda posición de abogar por un alza de la inflación.

La misión de Bernanke, en parte, es lograr que Estados Unidos se mantenga alejado del camino recorrido por Japón. La tarea, no obstante, ha resultado más difícil de lo que pensó cuando asesoraba a los gobiernos de otros países.

La Bolsa de Tokio alcanzó su máximo en 1989 y la burbuja inmobiliaria reventó dos años más tarde. Desde entonces, la economía japonesa ha promediado un crecimiento de apenas el 0,7% al año. La deuda pública se ha disparado a más del 200% del Producto Interior Bruto (PIB) y los precios de consumo han caído en siete de los últimos 10 años.

Todo esto sucedió pese a que el Banco de Japón ha mantenido tipos de interés a corto plazo en casi cero desde 1999 y ha emprendido medidas de estímulo como la compra de bonos soberanos y deuda corporativa de corto plazo.

"Recuerdo que una vez hice un comentario durante una reunión de la Comisión Federal de Mercado Abierto de que esto parecía más fácil cuando asesoraba a otras personas sobre cómo hacerlo que cuando yo mismo lo tenía que hacer", afirma Donald Kohn, que abandonó la vicepresidencia de la Fed el mes pasado. El comentario, relata, causó risas nerviosas por parte de otros funcionarios.

Kohn afirma que sacó dos lecciones de Japón: hay que proveer una dosis contundente de estímulo en las primeras etapas de un bajón económico y no cancelarlo antes de tiempo.

Antes de asumir la presidencia de la Fed, Bernanke encabezó un grupo de académicos estadounidenses que sostenía que el Gobierno japonés no hacía lo suficiente para despertar a su economía del letargo. En un ensayo de 1999, Bernanke dijo que la postración de Japón era resultado de una parálisis "autoinducida". Las reacciones de Japón a la deflación, sostuvo en términos inusualmente directos, eran confusas, incoherentes y demasiado cautas.

Bernanke ha dicho en privado que lamenta el tono de esos ataques. Pero las lecciones que extrajo de Japón han influido a la hora de esbozar las respuestas de la Fed a la economía y podrían influir en las decisiones de las próximas semanas.

La analogía entre Estados Unidos y Japón no es perfecta. Japón, por ejemplo, es un gran exportador, mientras que Estados Unidos es un importador neto; Japón no tenía grandes deudas con el resto del mundo, como es el caso de Estados Unidos, y Japón tiene una alta tasa de ahorro, de modo que sus déficit se financiaron de forma interna.

De todos modos las similitudes son llamativas. Ambos países sufrieron estallidos de burbujas que provocaron daños significativos a sus sistemas financieros, Japón a principios de los años 90 y Estados Unidos en 2007 y 2008. Ambos registraron un alza del desempleo, acumularon un gran déficit fiscal y llevaron los tipos de interés a cero. Los dos tienen monedas importantes que no se debilitaron abruptamente. Eso significó que sus exportaciones no aumentaron mucho.

La experiencia japonesa sigue siendo un rompecabezas. A lo largo del tiempo las autoridades ensayaron muchas ideas que promovieron los académicos estadounidenses. Llevaron los tipos de interés a cero y se comprometieron a mantenerlas en ese nivel hasta que la deflación desapareciera. Durante un tiempo, la medicina pareció surtir efecto. Japón registró un crecimiento anual promedio del 2,4% entre 2004 y 2007. La deflación mostró signos de estar menguando. Pero luego llegó la recesión mundial de 2008. La economía se contrajo un 5,2% en 2009 y la deflación regresó.

Toshihiko Fukui, el gobernador del Banco de Japón entre 2003 y 2008, adoptó algunas de las políticas recomendadas por Bernanke y dice que el presidente de la Fed fue "crítico, pero honesto" en su labor de académico. Fukui ahora le da a Bernanke el mismo consejo que en un momento recibió de él: "actuar con decisión".


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las compañías del S&P aumentarán el 24%

Ya se han publicado los primeros resultados del S&P 500, como los del Alcoa, Intel o JPMorgan. La previsión de Thomson Reuters es que el tercer trimestre se incrementen los resultados de las 500 compañías el 24%.
Por sectores, el industrial crecerá un 4%, mientras que en el lado contrario el de materias primas menguará un 7%, el de servicios de telecomunicaciones, un 5%, y el sanitario un 4%.
Si se analizan las compañías que en su primera estimación de resultados calculan retrocesos y frente a los aumentos, estimamos una ratio de dos por uno. Es decir, de las 77 que han realizado preanuncios de caídas, 38 prevén cifras positivas. Este dato ha mejorado respecto a nuestras previsiones anteriores.
Por otro lado, nuestra previsión de PER para el cuarto trimestre de este año y los tres primeros de 2011 es de 12,7, frente a la media de 13,7 del último año. Esto se podría explicar en la mejoría del índice S&P".




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13 octubre 2010

Autopistas en riesgo de quiebra

 

Blanco se juega 3.513 millones por las autopistas en riesgo de quiebra.

Los Ministerios de Economía y de Fomento tienen una bomba de relojería bajo sus pies a punto de estallar. Diez autopistas de peaje en España atraviesan una delicada situación financiera que en el plazo de seis meses podría desembocar en una cascada de suspensiones de pagos con graves consecuencias sobre las arcas del Estado.
Según fuentes próximas a las sociedades concesionarias, esta decena de peajes controlados, en su mayoría, por los grandes grupos de construcción nacionales, podría declararse insolvente en cuestión de meses, lo que activaría garantías contractuales del Estado por valor de 3.513 millones de euros.
Garantías
Estas garantías, conocidas como Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA), es lo que, hasta ahora, ha facilitado la financiación bancaria de los diez proyectos adjudicados por el Gobierno en los últimos diez años. La cláusula se activa cuando la sociedad entra en insolvencia, lo que genera, automáticamente, un pago del Estado para garantizar la recuperación de la inversión.
Esa factura asciende a 3.513 millones de euros. “Probablemente, éste es uno de los retos económicos más difíciles del Gobierno a corto plazo y, a día de hoy, no hay ninguna alternativa sobre la mesa”, asegura uno de los accionistas comprometidos por esta delicada situación.
Entre las sociedades afectadas figuran todas las autopistas de Madrid (R2, R4, R3 y R5, el Eje Aeropuerto y el corredor entre Madrid y Toledo), el corredor gallego Santiago-Ourense (Acega) y varios peajes en Levante: la circunvalación de Alicante, la conexión Cartagena-Vera y el enlace entre Alicante y Cartagena. En todas las empresas se repite el mismo patrón.
Se trata de autopistas con una baja intensidad de trafico, por lo que no cumplen con la previsión inicial de ingresos. Entre las diez acumulan una deuda con los bancos en el entorno de los 3.000 millones de euros, imposible de refinanciar en las condiciones actuales. La puntilla la ha dado el Tribunal Supremo al dictar sentencias a favor de los propietarios de suelo expropiado para construir los corredores de pago. El sobrecoste de esta decisión asciende a 1.720 millones de euros.
“El Gobierno se comprometió a encontrar una solución que, a día de hoy, sigue siendo un secreto. En estas circunstancias, es probable que en abril la concesión se declare insolvente”, asegura uno de los accionistas que participa en la explotación de las radiales de Madrid.
En su opinión, el incumplimiento del Gobierno es doble, ya que la solución pactada hace un año para atender los sobrecostes de las expropiaciones de suelo tampoco funciona. El acuerdo consistía en la entrega de préstamos participativos del Estado en condiciones muy favorables en función de un umbral de costes establecido por ley. Según las empresas, entre 2010 y 2011 los compromisos de pago por este capítulo ascienden a 700 millones “y los Presupuestos Generales del Estado de 2011 sólo recogen una partida de 150 millones”.
Infraestructura clave
La prueba del algodón es la concesionaria Accesos de Madrid (ACS, Globalvía, Abertis y Sacyr), que explota las radiales R3 y R5. Tiene que pagar 300 millones de euros por expropiaciones y hacer frente a una refinanciación de 600 millones.
La compañía realizará en abril un test de solvencia y no tiene medios para superarlo, ya que sus accionistas no están dispuestos a seguir inyectando recursos “ante tanta inseguridad jurídica”. Para los promotores, que han agotado todas las vías de comunicación con el Gobierno sin éxito, lo más urgente es que “el Ejecutivo restablezca la confianza entre los inversores y acreedores”, ya que los bancos han puesto el negocio en máxima vigilancia. “En un contexto general en el que vuelve a circular el capital para este tipo de infraestructuras, España ha perdido todo su atractivo”.

 

 


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11 octubre 2010

Hubo una época en los que los países......

Hubo una época en los que los países con el patrón oro competían para mostrar su compromiso por un “dinero sólido”. Hoy en día, la competencia camina en otra dirección: crear más dinero y debilitar las divisas. El ministro de Finanzas brasileño ha hablado de una “guerra de divisas internacional”.
El presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, advirtió esta semana sobre la práctica de utilizar divisas como arma política. Una cosa es desear la devaluación de la moneda de un país y otra muy distinta es provocarla.
La vieja táctica de recortar los tipos de interés se ha utilizado hasta la saciedad; esta semana, Japón rebajó sus tipos hasta una franja del 0-0.1%. No obstante, resulta complicado crear un diferencial de rentabilidad importante dentro del mundo desarrollado, cuando los tipos están en el 1% o por debajo en casi todos los países. Tanto japoneses como suizos han buscado la intervención en las economías desarrolladas. Pero cabe preguntarse si ésta funciona mejor cuando los bancos centrales coordinan sus compras y qué país va a ayudar a otro a devaluar su divisa.
Aquí se plantea la alternativa de la relajación cuantitativa (QE, en sus siglas en inglés), que consiste en imprimir más dinero para comprar activos. Esta estrategia suele presentarse como una táctica para estimular la economía interna, rebajando el coste de financiación e inyectando más dinero en el sistema bancario. Pero la impresión de más moneda en un país debería, si el resto de factores sigue igual, devaluar su precio frente a otras divisas. En los últimos dos años, buena parte del mundo desarrollado ha puesto en práctica la QE de una u otra forma. (El BCE, lo ha hecho en menor grado que sus competidores, lo que ayuda a explicar la relativa fortaleza del euro).
Algunos consideran que esto es una QE competitiva, un juego para demostrar que “yo puedo emitir más dinero que tú”. Muchos inversores creen que la Reserva Federal se verá obligada a introducir otra ronda de QE, quizás en noviembre.
La perspectiva de QE ayuda a explicar por qué el oro, las acciones y los bonos del Estado registran una buena evolución de forma simultánea. Los que invierten en oro están comprando lingotes por la sencilla razón de que los bancos centrales parecen comprometidos a imprimir más moneda: temen que eventualmente esto conduzca a la inflación. Los mercados de valores se muestran optimistas, convencidos de que la QE fomentará la reactivación de la economía, descartando la perspectiva de una segunda recesión.
Mientras, la rentabilidad de los bonos del Estado ha caído, porque los bancos centrales parecen gastar casi todo el dinero de la QE comprando la deuda de sus propios países. Los operadores creen que los bancos centrales han fijado un suelo por debajo de los precios de los bonos. Por tanto, podría pensarse que la QE es una especie de panacea que ayuda a que los precios de todos los activos se incrementen.
Eso podría ayudar a explicar por qué el oro y los bonos del tesoro han registrado una evolución tan sólida en el tercer trimestre. Este fenómeno no es nada habitual. Dhaval Joshi, de RAB Capital, recuerda que, desde 1980, sólo ha habido otros cuatro trimestres en los que el oro, las acciones y los bonos del Tesoro se revalorizaron de forma simultánea. Cabría preguntarse por qué los inversores de bonos no se muestran más alarmados ante el proceso de impresión de dinero.
Una posibilidad es que, ante unas perspectivas de inflación o deflación, como consecuencia de una crisis de deuda, los inversores se dedican a comprar oro para protegerse de la primera, y bonos para protegerse de la segunda. Sea como fuere, no parece probable que esta fortaleza simultánea del precio del oro, las acciones y los bonos vaya a prolongarse durante mucho tiempo. Joshi recuerda que en los otros cuatro trimestres, al final se produjo una caída del precio de la deuda. La fortaleza del oro y del precio de las acciones tampoco tiene por qué ser compatible. David Ranson, de Wainwright Economics, ha estudiado la relación entre los dos activos desde 1824.
Hay quien puede pensar que las acciones, gracias a los vínculos con la economía real, evolucionan bien frente a la inflación, pero los datos nos dicen lo contrario. Cuando el oro subió más del 20% en un periodo de cinco años, la rentabilidad de las acciones de empresas estadounidenses con capitalización alta no superó el 2,1%. Y, cuando el oro cayó más de un 20%, la rentabilidad media de esos grupos alcanzó el 99%. Aunque los precios de los activos estén altos, hay riesgos potenciales. La devaluación competitiva es un sistema intrínsecamente inestable, ya que, tarde o temprano, alguien acaba perdiendo su cuota en el comercio mundial. Y una política para fomentar las exportaciones puede acabar convirtiéndose en un bloqueo a las importaciones.



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