¿Hacia dónde van los precios del oro? Todo depende de otra pregunta: ¿Hacia dónde va la economía global? Si tu respuesta es “derechita al infierno”, entonces apueste por el oro: un precio de 2.000 dólares (1.435 euros) o más por onza, respecto al valor actual de 1.000 euros, no parece descabellado en esas circunstancias.
En contraste, el panorama de Barron’s podría decepcionar a los alcistas más entusiastas. Previendo que el pánico sobre el escenario global empezaría a reducirse al miedo habitual que surge cíclicamente, el mercado alcista del oro que comenzó en 2005 se relajará en los próximos años. Hacia 2015, el precio medio anual del oro podría rondar los 1.076 euros, aunque podría estar sometido a numerosas fluctuaciones.
Los alcistas del oro, que incluyen al gestor John Paulson, prevén precios mucho mayores para el metal. Su principal argumento consiste en que ya no existen paraísos entre las principales divisas. Que el dólar esté a punto de caer no debería suponer un problema siempre y cuando pueda ser sustituido, por ejemplo, por el euro o el yen. El oro, por tanto, es el único paraíso que queda.
Barron’s ve válido ese argumento pero vislumbra posibles derrumbes en el precio si alcanza niveles muy altos. Si llega a los 1.435 euros la onza, por ejemplo, las joyas podrían venderse por el oro que contienen. Venta que ya ha empezado y que podría acelerarse rápidamente si aumentan los precios del oro.
A los niveles actuales, el oro es visto probablemente como el mejor seguro contra la incertidumbre de la economía global. No existe un porcentaje estándar de la cartera que debería destinarse al metal, pero un 10% sería prudente, tal y como señala el experto Felix Zulauf, de Zulauf Asset Management.
Otro método para aprovechar el incesante aumento del precio de los lingotes es la compra de acciones en compañías mineras de oro. Según Jeffrey Christian, de la consultora de metales CPM Group, el coste total de la minería supone un precio medio de 450 euros por onza. Si el precio realmente se ha estabilizado en torno a más de 715 euros, el beneficio podría equivaler al de prácticamente toda una mina de oro.
Existen amplios márgenes en torno a esa media de 450 euros, con algunas compañías calibrando el metal por un precio mucho menor. Así, Christian alerta de que no todas las minas deberían ser tratadas de la misma forma. Algunos títulos atractivos son Agnico-Eagle (AEM), Anatolia (ANO.Canada), Barrick (ABX), Fresnillo (FRES.U.K.), Goldcorp (GG) y Great Basin Gold (GBG).
Según CPM, si el oro sólo se comprase por sus usos industriales y ornamentales, su precio rondaría hoy día los 429 euros. El principal movilizador del mercado alcista ha sido la compra neta por parte de inversores, debida en parte a la llegada de fondos cotizados (ETF, en sus siglas en inglés) que facilitan la compra del metal. Los inversores han sido vendedores netos de oro en tan sólo tres de los últimos 40 años, y en todos los casos a pequeña escala.
Los bancos centrales pasaron de ser bastante buenos vendedores de oro a compradores en 2009, una tendencia que parece mantenerse. Las economías más maduras parecen satisfechas con las cantidades de oro que poseen, y han dejado de vender. Los países que tienen superávit comercial, como Rusia, India y China, han dedicado parte de él al oro.
El último gran mercado alcista del oro se produjo en los años 70 y a principios de los 80, cuando la economía también parecía fuera de control mientras la inflación crecía a ritmos de dos dígitos y los tipos de interés superaban el 20%. El oro retrocedió entonces con la puesta en marcha de la Gran Moderación, un largo período de volatilidad moderada en la economía, con la confianza más o menos restablecida. Desde 2005 ha surgido un tipo muy distinto de desconfianza, alimentando una carrera alcista en el oro que hasta la fecha ha parecido más duradera que la anterior.
El precio del oro ha alcanzado una cima bastante estable. Es más probable que los precios escalen hasta los 1.435 euros la onza que decaigan hasta los 500 euros, lo que sería un gran regalo para los compradores. No obstante, aun cuando esta fiebre alcista alcance un punto más moderado, es probable que los precios sigan creciendo, aunque no tanto como en los últimos años.
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