03 octubre 2010
Qué pasó el día que se desplomó Nueva York
Si no queréis leer, escuchar abajo.
Los reguladores federales que investigan las causas del “crack relámpago” del 6 de mayo concluyeron que el uso por parte de un gran operadore de un sistema de comercio informático para vender contratos de futuros derivó en una súbita venta que provocó otras adicionales en un mercado ya de por sí inestable.
Según un informe conjunto de la Comisión del Mercado de Valores y de la Comisión del Comercio de Futuros sobre Mercancías (CFTC por sus siglas en inglés), el operador optó por usar un algoritmo para negociar los contratos de futuros del E-mini, un contrato que imita las operaciones en el S&P 500. El programa informático ejecutó la orden “extremadamente rápido en sólo 20 minutos”, según el informe.
El documento halló que las operaciones fueron absorbidas inicialmente por operadores de alta frecuencia y otros participantes del mercado, pero pronto se agotó la liquidez para esos contratos.
El Wall Street Journal y otros medios informativos han identificado al gran operador como Waddell & Reed Financial. El informe sólo identifica al operador como un “gran operador”. Waddell ha declarado que no pretendía provocar problemas en el mercado.
Órdenes sin precio
Los reguladores destacaron que la decisión del trader de ejecutar las órdenes sólo basados en el volumen –en este caso para dispararse al 9% del volumen comercial–, sin tomar en consideración el precio o el momento de la ejecución en un mercado ya estresado, contribuyó a las ventas rápidas. Previamente, según el informe, el trader usaba una combinación de operaciones manuales y algoritmos para completar ventas de 75.000 contratos en cinco horas. Y el 6 de mayo, el sistema automatizado de negociaciones del operador vendió 35.000 contratos en siete minutos.
Los operadores de alta frecuencia, ante la falta de demanda real de los compradores del contrato de futuros, comenzaron a comprar y revender contratos con rapidez, “generando una ‘patata caliente’”, explicaba el documento. En 14 segundos, los operadores de alta frecuencia negociaron cerca de 27.000 contratos, que representaban en torno al 49% del volumen comercial total, mientras que adquirieron sólo unos 200 contratos adicionales. En cuatro minutos, el precio del E-mini cayó un 3%.
A las 2:45 de la tarde, el comercio en el E-mini se detuvo temporalmente durante cinco segundos para contener la constante caída de los precios. Cuando se reanudó la negociación, los compradores intervinieron y los precios volvieron a subir de nuevo. El informe indica que el gran operador siguió ejecutando sus órdenes de venta.
Problemas de liquidez
Al mismo tiempo, las negociaciones en el sector de futuros se transformaron en problemas de liquidez en el parqué que afectaron a valores concretos y a fondos operados en bolsa. El documento decía que “un número significativo” de creadores de mercado se retiraron por completo. Algunas firmas comerciales de alta frecuencia siguieron operando, pero sólo vendiendo.
Los creadores de mercado que generalmente operan fuera de las bolsas comenzaron a entrar en ellas para ejecutar operaciones. Algunas de ellas se cerraron a precios que oscilaron entre un máximo de hasta 100.000 dólares (73.392 euros) y un mínimo de un centavo, como consecuencia de la escasez de órdenes reales.
A las tres de la tarde la mayor parte de las contrataciones se habían estabilizado en precios más normales.
Al describir “las lecciones aprendidas” del 6 de mayo, los reguladores concluyeron que una ejecución automática de una gran orden de venta puede dar lugar a oscilaciones extremas de los precios.
Lección aprendida
También mencionaron la interacción entre esos programas automáticos y los modelos de trading informáticos para explicar la brusca caída registrada ese día por el mercado de valores, que borró en menos de 20 minutos casi 900.000 millones de dólares (660.500 millones de euros) en valores.
Los reguladores afirmaron que su investigación confirmó “la interconexión entre nuestras bolsas y la necesidad de un análisis regulatorio armonizado.
También aprendieron que muchos inversores confían en su propia versión de una pausa comercial, provocada por las señales del propio mercado. La huida de demasiados actores del mercado puede trastocar la capacidad del mercado para reflejar precios acordes y provocar un desplome, afirmaron los reguladores.
El informe descarta que una de las principales causas del “crack relámpago” haya sido el supuesto uso de programas informáticos para inundar el mercado con órdenes que luego serían rápidamente canceladas.
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