Se suponía en que éste sería el año en el que los microcréditos indios alcanzarían la mayoría de edad, gracias a la salida a bolsa en agosto de SKS, la mayor institución de microcréditos del país (MFI, en sus siglas en inglés). Los optimistas esperaban una que una inyección de capital privado fomentara un mayor crecimiento de los préstamos a los ciudadanos más desfavorecidos de la India rural, 27 millones de los cuales ya son clientes de las microfinancieras.
Dos meses después, las MFT se preocupan de un aspecto más básico: su supervivencia. Las autoridades del estado de Andhra Pradesh (AP), donde se concentran buena parte de los microcréditos y donde SKS tiene su sede central, responsabilizan a los prestamistas de 57 suicidios. Se les acusa de haber impuesto prácticas coercitivas a los clientes que se quitaron la vida a fin de recuperar sus créditos. Las MFI niegan toda responsabilidad en el asunto.
Vikram Akula, fundador de SKS va más allá, asegurando que, aunque 17 de las 57 mujeres que se suicidaron eran clientes de SKS, ninguna estaba en una situación de morosidad, por lo que “no tendría sentido que hubieran sido víctimas de presión alguna”.
A pesar de esto, las autoridades estatales aprobaron el pasado 15 de octubre una orden ejecutiva imponiendo restricciones a las MFI. Aunque la orden no aludió al recorte de los tipos de interés, como muchos temían, el comunicado emitido posteriormente por un alto cargo no descarta esta posibilidad. De forma voluntaria, SKS ha recortado en dos puntos porcentuales los tipos de interés de los préstamos que concede en AP, donde cuenta con 2,2 millones de clientes.
Aunque unos tipos de interés entre el 20% y el 30% pueden parecer altos, también lo son los costes de recuperación y los créditos de las zonas rurales más remotas del país. Según Mary Ellen Iskenderian, del Banco Mundial de la Mujer, parece que el problema más acuciante será el exceso de endeudamiento, alimentado por el rápido crecimiento de un sector que no cuenta con oficinas de crédito formales.
Para intentar solventar esta situación, las grandes MFI de India han empezado a intercambiar información, y se han comprometido a no conceder créditos a una persona que ya disponga de otros préstamos, estableciendo además un límite al importe total de los créditos. No obstante, las entidades crediticias más pequeñas tienen menos escrúpulos. Es probable que esta crisis se acabe resolviendo. El Banco Central de India asegura que no intervendrá hasta que todos los aspectos hayan quedado claros.
Los principales bancos comerciales del país también emitieron un comunicado el pasado 1 de noviembre en el que aseguraban que continuarían concediendo préstamos a las MFI. Hasta ahora, la crisis parece limitarse al estado de AP, aunque es probable que los problemas de las MFI estén más arraigados. El crecimiento de las microfinanzas ha reducido la capacidad de los políticos locales para utilizar el crédito rural como herramienta de apoyo, lo que coloca a las MFI en el punto de mira.
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