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Industrial and Commercial Bank of China (ICBC), el mayor banco del mundo, con 18.000 sucursales y presencia en 106 países, ultima su entrada en España. Su objetivo es robar negocio a las entidades locales en la financiación de empresas e incluso hacerse un hueco entre los pequeños clientes y estudiar posibles adquisiciones, según indican directivos del grupo asiático.
La entidad espera obtener en las próximas semanas la autorización del Banco de España a su sucursal en Madrid, que desde el punto de vista societario dependerá de la filial que el banco chino tiene en Luxemburgo. El director del negocio en España va a ser Gang Liu, que procede de la filial luxemburguesa y que en estos momentos está buscando directivos españoles para completar un equipo de unas veinte personas para empezar a operar.
El grupo también prepara la apertura de oficinas en Amsterdam, Bruselas, Milán y París, que se unirán a las que ya tiene en Reino Unido, Alemania y la de Luxemburgo.
Jinlei Xu, director de ICBC en la City de Londres y pionero de la expansión europea del banco, explica en una entrevista con EXPANSIÓN los planes en el Viejo Continente de la entidad china, que tiene un valor bursátil de unos 270.000 millones de dólares (195.000 millones de euros).
“Nuestra estrategia no se limita simplemente a seguir a nuestros clientes chinos en Europa. Ése sería un error porque [la comunidad china] se trata de un mercado muy pequeño”, explica Jinlei Xu, que antes de llegar a Londres hace cinco años fue vicepresidente de la división internacional de ICBC. “Vemos una gran oportunidad de negocio en ayudar a las empresas europeas que quieren invertir en China. Ya trabajamos con las cinco mayores firmas de materias primas de Europa y con grandes compañías de otros sectores”.
Firmas españolas como Telefónica, BBVA y Gamesa, que tienen una significativa presencia y planes de negocio en China, figuran entre los objetivos potenciales de ICBC en el mercado de financiación corporativa. Dentro de esta estrategia, la filial británica del grupo chino jugará un papel relevante, por la gran presencia de empresas españolas en Reino Unido y el papel de la City londinense como centro financiero internacional.
“Esperamos ayudar desde Londres a la oficina de Madrid para conseguir clientes corporativos españoles”, indica Xu. Uno de los proyectos de ICBC es lanzar en Reino Unido su división de banca de inversión para asesorar las operaciones de los grandes clientes europeos.
ICBC no se conforma con el segmento de empresas. Además, indica Xu, la entidad va a “tantear el mercado minorista para ver el potencial de las sucursales del banco en Reino Unido y el resto de Europa”. En el caso británico, la entidad ha abierto dos sucursales en Londres, una en la City y otra en Chinatown, para atender a la comunidad china que vive en la ciudad. Pero el grupo está dispuesto a analizar una expansión más agresiva de la actividad minorista, que es el corazón de su negocio en China. Para ello, Jinlei Xu admite que podría ser necesaria la compra de activos, ante el escaso conocimiento de la marca ICBC en Europa.
“No descartamos por ahora realizar adquisiciones en Europa. Desde el punto de vista financiero, no debería ser muy complicado para ICBC [por los ingentes recursos que tiene]. El principal problema sería la gestión de los bancos adquiridos y el posible choque de culturas”, señala el jefe del grupo asiático en la City.
Gang Liu, que está en Madrid preparando el lanzamiento del negocio, prefiere no realizar comentarios públicos hasta obtener la licencia del Banco de España. El grupo ya ha alquilado una oficina.
El grupo quiere ser una sucursal en el país y no crear una filial El grupo ICBC tiene la mala experiencia de Reino Unido, donde la autoridad financiera (FSA, según sus siglas en inglés) no permitió a ICBC en 2003 la apertura de una sucursal en Londres dependiendo de la matriz china, modelo similar al planteado en España. Al final, el banco tuvo que establecer una subsidiaria británica, que debe tener su propio capital y liquidez.
Esa estructura societaria es ahora un problema para ICBC en Londres, porque las nuevas normas del sistema financiero en Reino Unido exigen un fuerte aumento de reservas y tesorería para afrontar potenciales crisis. “El nuevo régimen de liquidez es una pesadilla para pequeñas firmas como ICBC London [nombre de la subsidiaria]”, indica su director general. La entidad se ve obligada a buscar sus propias fuentes de financiación en el mercado o con depósitos de clientes, sin poder depender del grupo en China.
“Espero que el Gobierno británico comprenda que esos requerimientos para las pequeñas entidades pueden dañar la economía en el largo plazo”, señala Xu. Esta preocupación es similar a la manifestada recientemente por la filial británica de Santander, que considera que el aumento de liquidez limitará el flujo de crédito a las empresas.
En 2009, ICBC London tenía activos por valor de 1.216 millones de dólares, y logró un beneficio operativo de 19,6 millones de dólares.
Para los banqueros chinos, acostumbrados a la inmensidad del mercado de su país, la separación regulatoria de Europa es difícil de asumir. “Es difícil crear un negocio integrado en Europa por las diferentes regulaciones de los diferentes países”.
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