10 abril 2011

El despiadado mundo de los negocios y la política rusos

Pocos extranjeros en su sano juicio se adentrarían voluntariamente en el despiadado mundo de los negocios y la política rusos, y jugarían a dos bandas con los líderes del Kremlin y los oligarcas más duros del país.

Sin embargo, esto es precisamente lo que ha hecho Bob Dudley, el consejero delegado de BP, a consecuencia del polémico acuerdo por valor de 16.000 millones de dólares con Rosneft, una petrolera estatal rusa, para buscar petróleo en las heladas aguas del Océano Ártico.

Para tener acceso a las inmensas reservas del Ártico ruso, BP acordó en enero un intercambio de acciones con Rosneft. La firma rusa se compone principalmente de activos expropiados a la petrolera Yukos, y la operación de BP coincidió con la imposición de una nueva condena a los ex accionistas de Yukos, Mikhail Khodorkovsky y Platon Lebedev, en prisión por cargos dudosos.

Dudley esperaba que este importante acuerdo borrara la sombra de la trágica explosión el año pasado de la plataforma petrolera del Golfo de México y el posterior vertido de crudo. Pero violó un acuerdo con los actuales socios rusos de BP en una empresa conjunta, TNK-BP, por el que BP sólo puede buscar nuevos negocios en Rusia a través de esta empresa. El 24 de marzo, un tribunal sueco bloqueó la operación de BP con Rosneft.

Una delicada sentencia
La sentencia no deja a BP fuera de Rusia, pero sí a merced de Igor Sechin –el viceprimer ministro ruso, presidente de Rosneft y una de las figuras más temidas del país– y de Mikhail Fridman, un astuto operador que lidera el consorcio de multimillonarios rusos que posee la mitad de TNK-BP. Ambos están furiosos con Dudley.

Fridman está que echa humo porque Dudley actuó a su espalda al alcanzar un acuerdo con Rosneft. Vladimir Putin, el primer ministro, y Sechin están enfadados porque no se les dio toda la información sobre el acuerdo con TNK-BP. “Me reuní con el consejero delegado de BP y no me dijo nada sobre ello”, afirmó Putin. Y lo que es peor, BP había asegurado a Rosneft que no tenía ningún compromiso con terceras partes. Un lamentable error por parte de BP.

La compañía aduce que no pensaba que su acuerdo con Rosneft acabaría en semejante lucha legal, por lo que no consideró necesario mencionar las condiciones de su acuerdo con los accionistas de TNK-BP a sus nuevos socios rusos.

Tal vez Dudley especulase con que acostarse con Rosneft acallaría a TNK-BP. Fue su larga experiencia haciendo negocios en Rusia lo que le llevó a pensar que el acuerdo tendría éxito. Sin embargo, es la segunda vez que Dudley tropieza jugando a la política rusa. En 2008 fue expulsado de Rusia después de intentar negociar con el gigante estatal Gazprom a espaldas de Fridman. El conflicto se solucionó y BP prometió no repetir sus errores.

En esta ocasión, las consecuencias pueden ser mucho más serias para Dudley y su compañía. Los accionistas rusos de TNK-BP están determinados a no mantener el 50-50 fijado con BP. Quieren hacer su participación en TNK-BP líquida convirtiéndola en acciones de BP, o al menos teniendo una opción de hacerlo. Rosneft quiere su inversión del 5% en BP porque ayuda a legitimar el desmembramiento de Yukos.
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