Desde las oficinas centrales de granito y cristal de Franklin Templeton en San Mateo, California, Hasenstab gestiona uno de las mayores carteras de bonos y divisas en el mundo de los fondos de inversión, y para un tipo que de forma rutinaria hace apuestas multimillonarias, resulta sorprendentemente apacible y académico. (En una reciente entrevista se pasó la mayor parte del tiempo con la cabeza hacia abajo hablando hacia sus manos entrelazadas). Sin embargo, ni a él ni a sus decisiones de inversión les falta convicción. Al preguntarle si sus apuestas lo mantenían despierto por las noches, Hasenstab le restó importancia a la idea: "Normalmente es el jet lag".
Con tan sólo 37 años, Hasenstab ocupa un lugar destacado en los mercados de divisas en una época de suma importancia. Los inversores, incluso cuando han sacado de golpe su dinero de los fondos de renta variable, lo han estado volcando a las inversiones en divisas, buscando formar parte de un mercado que alguna vez fue visto como demasiado arriesgado para los pequeños inversores. Y la industria de servicios financieros ansiosamente ofrece a los novatos más formas de jugar: ahora hay 43 fondos indexados en bolsa y fondos de inversión especializados en divisas, de acuerdo a una encuesta financiada por la empresa Merk Investments. Varias firmas de corretaje ahora comercializan campañas educativas on line prometiendo a los inversores que ellos también pueden ser operadores de divisas. En conjunto, estos fondos y los inversores aficionados operan unos 158.000 millones de dólares en divisas cada día, frente a 125.000 millones diarios en 2009 y 40.000 millones en 2004.
Una amplia gama de factores está seduciendo a los inversores a probar suerte en los mercados de divisas. A pesar de dos años consecutivos de buen desempeño, muchos inversores están inquietos con respecto a la perspectiva a corto plazo de las acciones, dice Sang Lee, socio de Aite Group, una firma de análisis y consultoría con sede en Boston; otros se preocupan por el impacto que la inflación o el declive del dólar pueda tener en sus carteras de inversión. Al mismo tiempo, el inversor promedio se siente cada vez más cómodo poniendo su dinero en los mercados internacionales. Esas son buenas noticias para Hasenstab, que se siente tan seguro apostando en el ringgit (el dólar malayo) o la corona noruega como en el dólar estadounidense. Hace una década, "el típico inversor estadounidense tenía un sesgo marcadamente doméstico", comenta Hasenstab. "El mundo se ha abierto".
El mundo de Hasenstab incluye 100.000 millones de dólares en bonos y divisas, dispersos a través de varios fondos. El Franklin Templeton Hard Currency Fund establecido en 1989 fue el pionero entre los fondos de inversión minorista en divisas, del que Hasenstab se convirtió en el gestor exclusivo en 2001. Hoy en día es uno de los tres más grandes, y su rentabilidad anualizada de diez años del 6,6% casi dobla el comportamiento de su índice de referencia de divisas. Pero la mayoría de la enorme cartera de divisas de Hasenstab se mantiene en otros fondos de deuda que él también gestiona incluyendo el Templeton Global Bond, fondo de alto rendimiento, de 46.000 millones. Invertir en divisas extranjeras requiere un amplio conocimiento de los mercados de deuda en todo el mundo, por no mencionar todo un arsenal de complicados movimientos financieros.
Una cosa que contribuye a la complicación es la política: los gobiernos imponen todo tipo de restricciones en la comercialización de divisas, forzando a gestores como Hasenstab a ser creativos. Los inversores extranjeros que invierten en el peso filipino, por ejemplo, se enfrentan a un impuesto de retención. Así es que para apostar en Manila, Hasenstab utiliza algo llamado "forward contract", un contrato forward que es un acuerdo para intercambiar una cierta cantidad de divisas en una fecha determinada. Algunas veces apuesta en contra de una divisa, en la pérdida de valor de la misma, por ejemplo, el yen frente al dólar. Y muy a menudo compra bonos del gobierno con vencimiento a corto plazo, inversiones cuyo valor está estrechamente ligado a las alzas y caídas de la moneda local.
No se trata exactamente de una estrategia para viudas y huérfanos. Con frecuencia Hasenstab concentra una amplia proporción de su cartera en unos pocos países, lo que la hace más arriesgada, dice Miriam Sjoblom, una analista de Morningstar. Hace poco, su fondo global de deuda tenía invertido el 15% en Corea del Sur. Axel Merk, un gestor de fondos de divisas de la competencia, asegura que Hasenstab está más abierto que muchos de sus colegas a invertir en divisas menores como las de países del Este de Europa. Esta habilidad de "trotamundos" de Hasenstab podría estar arraigada en sus orígenes. Aunque él dice que tuvo una típica infancia norteamericana en Olympia, Washington, empezó a viajar con sus padres al extranjero cuando tenía seis meses de edad. (Su padre, un profesor de arquitectura nacido en Holanda, creció en Indonesia y Australia; y su madre australiana, era asistente legal).
Tras una larga carrera como experto en mercados emergentes que consiguió su doctorado estudiando los florecientes mercados financieros de China, Hasenstab tiene las credenciales para respaldar sus apuestas, eso sin mencionar el equipo de 40 analistas que lo respalda. En una entrevista hace poco, contó hacia adonde se están dirigiendo los mercados de divisas y qué podrían descubrir los inversores novatos cuando los pongan a prueba.
SmartMoney: ¿Puede un inversor individual operar divisas?
Michael Hasenstab: Yo no haría cirugía cardiovascular o pilotaría un avión por mi mismo. Seis personas en nuestro equipo tienen doctorados. Mucha investigación se hace para llegar a estos análisis.
SM: ¿Qué ocurre cuando todo el mundo que hace neurocirugía y pilota aviones abre cuentas de operación de divisas?
MH: Se ven los mismos errores que hicieron los principiantes con la burbuja tecnológica. Muchos de estos inversores están buscando ganancias a corto plazo. La única estrategia efectiva es un enfoque a largo plazo.